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Entrevista sobre las actuales relaciones sino-estadounidenses concedida por el Consejero de Estado y Ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi a la Agencia de Noticias Xinhua
2020-08-06 22:38

El 5 de agosto de 2020, el Consejero de Estado y Ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi recibió una entrevista exclusiva de la Agencia de Noticias Xinhua. La siguiente es la transcripción.

Xinhua: Últimamente, el Secretario de Estado Pompeo pronunció un discurso en la Biblioteca y Museo Presidencial Richard Nixon en California, afirmando que la política de acercamiento a China aplicada por las sucesivas administraciones estadounidenses a partir del Presidente Nixon no ha cumplido las expectativas de EE.UU. y ha sido un fracaso. Muchos norteamericanos lo han cuestionado y criticado porque en vez de presentar un claro camino adelante sólo lanza un “rugido ideológico”. ¿Cuál es su comentario al respecto?

Wang Yi: La retórica del supuesto “fracaso de la política estadounidense de acercamiento a China” retoma mentalidad de la Guerra Fría y niega en totalidad los logros obtenidos por China y EE.UU. en décadas de intercambios. No sólo demuestra la ignorancia sobre el proceso histórico, sino también una falta de respeto a los pueblos de ambos países. Es natural que esta práctica de diseminar el “virus político” haya sido cuestionada y criticada por la sociedad estadounidense y la comunidad internacional.

Hace más de 40 años, el apretón de manos a través del Océano Pacífico entre los líderes de China y EE.UU. se debe en lo fundamental a que ambas partes se apegaron al principio del respeto mutuo y la busca de terrenos comunes por encima de las divergencias, dejando de lado sus diferencias ideológicas. En 1972, en ocasión de la primera visita del Presidente Nixon a China, el Premier Zhou Enlai enfatizó la necesidad de que China y EE.UU. esclarecieran sus discrepancias y encontraran los puntos convergentes en aras de propiciar un nuevo comienzo para las relaciones binacionales. El Presidente Nixon también dejó bien claro que, pese a las enormes divergencias entre China y EE.UU., sus intereses comunes las superaron con creces. El Comunicado Conjunto de Shanghai refrendó explícitamente el consenso de respeto mutuo y la busca de terrenos comunes, dejando de lado las divergencias.

La historia posterior ha enseñado ante el mundo que dicha decisión relevante de ambas partes ha sido completamente acertada. Durante más de 40 años de relaciones diplomáticas, gracias a los esfuerzos mancomunados de sucesivas generaciones de ambas partes, los lazos sino-estadounidenses se han convertido en una de las relaciones bilaterales con mayor grado de integración, mayor amplitud de áreas de cooperación y mayores beneficios compartidos. Las dos economías suman un tercio de la economía mundial y aportan más del 50 % al crecimiento de la economía mundial. El comercio bilateral se ha multiplicado por más de 250 veces y representa una quinta parte del comercio mundial. Las inversiones recíprocas han pasado de casi cero a cerca de 240 mil millones de dólares mientras que las visitas mutuas de nuestros nacionales han llegado a 5 millones anuales. Ambos países comparten importantes responsabilidades en casi todos los temas globales concernientes a la paz y el desarrollo mundiales. Estos son hechos rotundos que nadie puede negar.

Hoy, más de 4 décadas después, China y EE.UU. mantienen diferencias radicales en cuanto al sistema social y muchos otros aspectos. Sin embargo, dichas diferencias no afectaron, ni afectan ni afectarán a la convivencia pacífica y la cooperación de ganancia compartida entre ambos países. Ninguna de las dos partes necesita ni puede cambiar a la otra parte, más bien deben respetar la opción soberana del pueblo de la otra parte. Los excepcionales éxitos de desarrollo obtenidos por China en las últimas décadas han demostrado que el camino del socialismo con peculiaridades chinas no sólo es el que mejor se adapta a la realidad china, por eso cuenta con el más amplio y firme apoyo del pueblo chino, sino que también ha redundado en beneficio del mundo y de los diversos pueblos, incluido el estadounidense. China seguirá adelante conforme a la voluntad de nuestro pueblo y hará mayores contribuciones a la humanidad. Aquellos que pretenden impedir o cambiar este proceso se sobreestiman y acabarán sólo complicándose su vida.

Xinhua: Últimamente, algunos norteamericanos sostienen que las relaciones sino-estadounidenses no son justas ni iguales desde hace mucho tiempo, que EE.UU. es la parte que pierde en el intercambio con China y que EE.UU. ha ayudado a reconstruir China. ¿Cree que esas alegaciones corresponden a la realidad?

Wang Yi: La cooperación sino-estadounidense nunca implica ni regalos ni despojos de una parte a la otra, sino más bien ha traído extraordinarios beneficios a ambas, por lo que no hay un perdedor y otro ganador.

Durante largos tiempos, China y EE.UU., a base de sendas ventajas y la cooperación beneficiosa, han conformado una comunidad de intereses complementarios. China en su rápido desarrollo se ha beneficiado de la apertura y la cooperación con los diversos países, incluido EE.UU., y a la vez ha brindado una fuerza motriz y un mercado inmenso para el crecimiento sostenido de EE.UU. y los demás países. Según las estadísticas, los lazos económico-comerciales entre China y EE.UU. han dado 2,6 millones de puestos de trabajo estadounidenses y el comercio entre ambos países supone un ahorro anual medio de 850 dólares de costos de vida para cada familia estadounidense. De las 70 mil empresas estadounidenses que han invertido en China con un volumen de ventas anual de 700 mil millones de dólares, el 97% tiene ganancias. Incluso pese a la fricción comercial sino-estadounidense y el impacto de COVID-19, la absoluta mayoría de dichas empresas prefieren quedarse en China e incrementar inversiones aquí. Si la cooperación sino-estadounidense fuese injusta y desigual, ¿cómo habría podido sustentarse por décadas y alcanzar la profundidad y la amplitud actuales?

Claro, la globalización y el libre comercio, al tiempo de fomentar el desarrollo, también traen contradicciones y problemas estructurales a nuestras respectivas economías y a la distribución de beneficios, que requieren reajustes y reformas endógenos. Quien cae enfermo, que tome la medicina. Buscar chivo expiatorio o tratar de resolver los problemas a través de la “desvinculación”, es como trepar el árbol para pescar o conducir el carro hacia norte para ir al sur, y terminará haciendo mayores daños a las empresas y al pueblo estadounidenses.

La globalización, estando en el nivel de hoy, implica que los intereses de distintos países son estrechamente convergentes. La parte china siempre sostiene que, China y EE.UU. en el desarrollo bien pueden apoyarse y complementarse, no están en lados opuestos ni se excluyen entre sí. Ahora que la economía mundial sufre serias embestidas de COVID-19, China y EE.UU., como las dos mayores economías del mundo, más que nunca deben tratar el uno al otro con igualdad y preferencia mutua, y en vez de desvinculación, fomentar las relaciones bilaterales mediante la cooperación para asumir juntos las responsabilidades correspondientes en el mundo.

Xinhua: Recientemente EE.UU. ha tomado una serie de medidas negativas en detrimento del intercambio de personal con China, como por ejemplo acosar a los estudiantes chinos en EE.UU., poner obstáculos al normal intercambio académico y dar restricciones a los medios de comunicación chinos. Para muchos, reaparece en EE.UU. el fantasma del Macartismo. ¿Cree usted que habrá una “Nueva Guerra Fría” entre China y EE.UU.?

Wang Yi: Hoy por hoy, las relaciones sino-estadounidenses se encuentran en el momento más álgido desde el inicio de nuestros lazos diplomáticos, y hay graves repercusiones en el intercambio y la cooperación binacionales en todas las áreas. En lo fundamental, esto se debe al prejuicio y hostilidad contra China de algunas fuerzas políticas estadounidenses. Valiéndose del poder que tienen, están inventando todo tipo de mentiras para difamar China y excusas de toda índole para poner obstáculos a los contactos normales entre ambos países, con el objetivo de resucitar el fantasma del Macartismo, perjudicar los vínculos sino-estadounidenses, instigar la confrontación de la opinión pública entre ambos pueblos, socavar la base de la confianza mutua, y finalmente hundir a los dos países en conflicto y antagonismo, y al mundo, en agitación y división.

China nunca permitirá que prosperen este tipo de intrigas. Rechazamos categóricamente la creación artificial de la supuesta “Nueva Guerra Fría”, porque va frontalmente en contra de los intereses fundamentales de los pueblos chino y norteamericano así como contra las corrientes del desarrollo y el progreso mundiales. Los daños y dolores causados por la Guerra Fría de aquel entonces nunca deben repetirse. La paz y el desarrollo encarnan la vehemente aspiración de todos los países. Aquellos que pretenden provocar la supuesta “Nueva Guerra Fría” en el siglo XXI, están en el lado opuesto al avance de la historia, serán el mayor destructor de la cooperación internacional y quedarán clavados al pilar de la vergüenza.

La China de hoy no es lo que fue la Unión Soviética en su momento. No tenemos la menor intención de ser una réplica de EE.UU.. China nunca exporta la ideología ni interviene en los asuntos internos de otros países. Siendo el mayor país en vías de desarrollo y miembro permanente del Consejo de Seguridad, China seguirá invariablemente el camino de desarrollo pacífico y mantendrá la apertura al exterior caracterizada por el beneficio mutuo y la ganancia compartida y siempre será promotor de la paz mundial, contribuyente al desarrollo global y defensor del orden internacional.

Xinhua: Tomamos nota de que la actual administración estadounidense tiene poco interés en dialogar con China, alegando que el diálogo no sirve. Últimamente, Pompeo dijo que para tratar con China se necesita desconfianza y verificación. ¿Qué opina usted al respecto?

Wang Yi: En las relaciones internacionales contemporáneas, el diálogo es siempre la opción sensata para limar asperezas y generar confianza mutua. El diálogo sí, la confrontación no. Esta no solo es la posición de China, sino que también representa un consenso de la absoluta mayoría de los países del mundo. Por nuestras diferencias en sistemas sociales, historias y culturas, es normal que China y EE.UU., como dos países grandes, tengamos distintos intereses y preocupaciones. La clave estriba en no cerrar unilateralmente la puerta de diálogo en ningún momento, dejando que prevalezcan las discrepancias, los errores de juicio e incluso la confrontación en las relaciones binacionales.

China es un gran país responsable. Estamos dispuestos a realizar una abierta, franca y eficaz comunicación con EE.UU. y enfrentar con calma y razón su histeria y nerviosidad. Podemos reanudar en cualquier momento los mecanismos de diálogo con EE.UU. a todas las instancias y en todos los terrenos para poner sobre la mesa cualquier tema. También proponemos elaborar tres listas de tópicos, a saber, sobre la cooperación, el diálogo y el control de discrepancias respectivamente, para luego fijar la hoja de ruta del intercambio en la siguiente etapa. Nuestro objetivo es claro, o sea, exhortamos a EE.UU. a abandonar su arrogancia y prejuicio, aliviar la tensión actual por medio de diálogo constructivo y en pie de igualdad y regresar a la vía correcta de no conflicto, no confrontación, respeto mutuo y cooperación de ganancia compartida, en consonancia con los intereses comunes de los dos pueblos y las expectativas de la comunidad internacional.

Xinhua: Recientemente el tema de Hong Kong llama mucha atención en las relaciones sino-estadounidenses. EE.UU. cree que con la entrada en vigencia de la Ley sobre la Salvaguardia de la Seguridad Nacional en Hong Kong, China abandonó la política de “Un país, dos sistemas”, por eso ha impuesto una serie de sanciones a Hong Kong. ¿Cree que la parte estadounidense creará más problemas en lo concerniente a Hong Kong?

Wang Yi: Hong Kong forma parte del territorio de China y por ende, los asuntos relacionados con Hong Kong son asuntos internos de China. La no interferencia en los asuntos internos de otros países constituye una norma básica de las relaciones internacionales. Ningún país tolera el sabotaje arbitrario a su soberanía e integridad territorial por parte de otros países. En la última sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, más de 70 países han apoyado la posición justa de China y condenado la intervención en los asuntos internos de China so pretexto de la cuestión de Hong Kong, expresando así la opinión común y la posición justa de la comunidad internacional.

La legislación sobre la seguridad nacional da garantía fundamental a la subsistencia de un país y constituye una práctica jurídica común en todos los países. Esta Ley ha rellenado un hueco legal que existió durante largo tiempo en Hong Kong, ayuda por vía jurídica la estable y perdurable aplicación de “Un país, dos sistemas” y favorece la buena gobernanza y estabilidad de Hong Kong a largo plazo. La firma voluntaria de millones de hongkoneses en respaldo a esta Ley pone de manifiesto la aspiración de la población de Hong Kong a una vida pacífica y tranquila y que la elaboración de esta ley cuenta con el amplio apoyo del pueblo y es algo imperativo en estas circunstancias.

“Un país, dos sistemas” es una coherente política estatal de China. Para mantener y desarrollarla de manera apropiada se requiere el firme apoyo de la parte continental de China, el ambiente jurídico optimizado y la unidad y los esfuerzos aunados de los compatriotas de Hong Kong. La intervención brutal, con palabras y conductas, en los asuntos de Hong Kong va en detrimento de la sana aplicación de “Un país, dos sistemas”, y será categóricamente rechazada por todos los chinos, incluyendo los conciudadanos hongkoneses.

Xinhua: Últimamente, EE.UU. anunció el cierre del Consulado General de China en Houston tildándolo como un nodo de espionaje y robo de propiedad intelectual. Como contramedida, China ha cerrado el Consulado General de EE.UU. en Chengdu. ¿Está preocupado por la escalada de la “guerra diplomática” entre China y EE.UU.?

Wang Yi: El Consulado General de China en Houston es el primer consulado general que establecimos en EE.UU.. Siempre ha sido un importante símbolo de la amistad binacional. En más de 40 años, este consulado general ha desempeñado un papel relevante en el fomento de la amistad y la cooperación entre ambos pueblos. Aun en momentos de COVID-19, ha superado múltiples dificultades para desempeñarse como un importante puente de cooperación antiepidémica entre China y el sur de EE.UU.. El cierre de un consulado general de tal significado histórico y real implica el cierre de una ventanilla de comunicación y conocimiento mutuos entre ambos pueblos, y perjudica el normal intercambio sino-estadounidense y la amistad entre ambos pueblos. Además, las razones que esgrime EE.UU. son disparates infundados que carecen de evidencias probadas.

China, desde luego, no se habría quedado con los brazos cruzados frente a las acciones estadounidenses tan arrogantes como irrazonables. Nuestras contramedidas son lógicas, racionales y legítimas y se enmarcan plenamente en las prácticas diplomáticas. China no tiene intención ni interés de entrar en una supuesta “guerra diplomática” con EE.UU., porque eso solamente conducirá a un mayor detrimento de los intereses de ambos pueblos. Semejante “guerra diplomática”, lejos de demostrar la fortaleza de EE.UU., deja al descubierto su creciente desconfianza en sí mismo. Si EE.UU. sigue obstinado en cometer más errores, China no tendrá otra opción que acompañarlo hasta el final.

Xinhua: EE.UU. no escatima esfuerzos por cercar y reprimir a Huawei, pregonando una “Alianza de Países Limpios”. Muchos afirman que lo que hace EE.UU. justamente revela su inquietud y miedo. ¿Qué opina usted al respecto?

Wang Yi: Sin evidencias probadas, EE.UU. no escatima esfuerzos por desatar a nivel mundial una campaña a cercar y acosar a una empresa privada china, dando ejemplo así de un matonismo modélico. Es obvio para todos que el propósito de EE.UU. no es otro que defender su monopolio científico-tecnológico y despojar a otros países de sus justos derechos al desarrollo. Esta flagrante matonería no solo atenta contra las reglas justas del comercio internacional, sino que también perjudica el entorno del mercado global. Enfatizo una vez más que son inocentes Huawei y otras empresas chinas sancionadas unilateralmente por EE.UU.. Sus tecnologías y productos son seguros y nunca suponen peligro para ningún país. Lo que sí vemos con claridad es que los escándalos como PRISM y ECHELON involucran a EE.UU.. Todo el mundo ya conoce de sobra sus tristemente famosas escuchas secretas y vigilancias. EE.UU. no está cualificado para liderar una supuesta “Alianza de Países Limpios”, porque tiene un récord de ser sucio desde hace tiempo.

Con la informatización como emblema, se está acelerando una nueva ronda de revolución tecnológica. China seguirá trabajando con otros países para salvaguardar un clima de negocios imparcial, justo, abierto y no discriminatorio, promover el intercambio y la cooperación internacionales en materia de ciencia y tecnología, para que la tecnología informática segura, confiable y de buena calidad ofrezca nueva fuerza motriz para la recuperación económica global y una vida mejor para todos los pueblos del mundo. Esperamos que EE.UU. pueda cambiar su actitud mezquina y mentalidad egoísta y retomar la vía acertada de apertura y cooperación.

Xinhua: Recientemente, algunos políticos estadounidenses atacan repetidamente contra el Partido Comunista de China (PCCh), y hacen todo lo posible por sembrar la discordia entre el PCCh y el pueblo chino. A los 41 años de los lazos diplomáticos, a su juicio, ¿cuál es la motivación de EE.UU. al hacer esto?

Wang Yi: Alguna fuerza en EE.UU. siempre pretende negar el liderazgo del PCCh y el camino del socialismo con peculiaridades chinas. Su objetivo es claro, que no es otro que contener y perturbar China.

El año que viene será el centenario de la fundación del PCCh. Echando una mirada retrospectiva, justamente gracias al PCCh, el pueblo chino se liberó definitivamente del destino de ser colonizado y avasallado, y logró la verdadera emancipación e independencia nacionales. Justamente bajo el liderazgo del PCCh, encontramos el camino de desarrollo socialista con peculiaridades chinas, convirtiendo a China de un país pobre y atrasado en la segunda economía del mundo. Justamente bajo el liderazgo del PCCh, el PIB per cápita de China pasó de menos de 200 dólares de hace 40 años a más de 10 mil dólares del día de hoy. Además, más de 800 millones de chinos han salido definitivamente de la pobreza. El PCCh al frente del pueblo chino, está marcando un hito de la gran lucha, que constituye el capítulo más esplendoroso de la modernización de la humanidad.

La práctica es el único criterio de la verdad. El pueblo es el juez de la historia. ¿Que si el sistema de China es bueno o malo? El pueblo chino tiene la última palabra. Según el barómetro de la Escuela Harvard Kennedy que lleva publicando por 13 años, la tasa de aprobación del gobierno chino bajo el liderazgo de PCCh llega al 93%. Y otras encuestadoras internacionales revelan que el nivel de confianza de la ciudadanía china al Gobierno chino supera el 90%. El PCCh y el pueblo chino son como el pez y el agua, la tierra y la semilla, que se integran y conviven. Quienquiera que pretenda cortar e instigar la discordia en las relaciones carnales entre el PCCh y el pueblo chino, se hará enemigo de los 1400 millones de chinos.

Tenemos la plena confianza en nuestro sistema socialista con peculiaridades chinas. Mientras tanto, respetamos los caminos de desarrollo soberanamente elegidos por los pueblos de los otros países. No tenemos la menor intención de entrar en una competición sistemática ni una confrontación ideológica con ningún país. En el mismo sentido, esperamos que EE.UU. pueda respetar el sistema social de China y la opción del pueblo chino, y renunciar al intervencionismo, condenado al fracaso. Como señala el Presidente Xi Jinping, tenemos firme determinación, fuerte voluntad y sólido poderío nacional para enfrentar los desafíos. Tenemos suficiente valentía, capacidad y sabiduría para superar todos los riesgos y resistir todas las pruebas. Ningún país o individuo podrá detener el paso del pueblo chino hacia la gran revitalización de la nación china.

Xinhua: Mike Pompeo pregona una nueva alianza democrática contra China y trata de obligar a los demás países a elegir entre “libertad” y “autocracia”. Sin embargo, tiene poco eco en la comunidad internacional. ¿Cree usted que la intención estadounidense saldrá con la suya?

Wang Yi: En la historia, no es nada excepcional la instigación a la confrontación y la división, y todas las veces ha sido repudiada por la gente. Es impactante ver que ya en el siglo XXI, quieren volver a caer en el antiguo juego de levantar una cortina de hierro para instigar la división y la confrontación entre bloques de afinidad política. Esto es una abierta ofensa al progreso y la sabiduría de la humanidad y una flagrante intentona de dar marcha atrás en la historia, y va totalmente en contra de las corrientes de nuestra era y a la aspiración de la mayoría de los países. Por supuesto que es impopular y tiene muy poco eco. China como país se ganó la libertad venciendo el autoritarismo del imperialismo y colonialismo, por lo cual la libertad, la democracia y el imperio de la ley fueron inscritos en la Constitución de China desde hace tiempo y se han convertido en un importante integrante de los Valores Esenciales del Socialismo con Peculiaridades Chinas. Somos plenamente conscientes de que la libertad no significa dar rienda suelta, sino tener una actitud sensata y racional y la estricta observancia de las leyes, el orden y las reglas internacionales. Frente a COVID-19, siguiendo consejos de los expertos epidemiológicos, los chinos llevamos mascarillas, pero esta práctica fue criticada por políticos estadounidenses como ejemplo de la “autocracia” y la “falta de libertad”. Y ahora saben cuán equivocados son ellos.

Desde tiempos antiguos, China siempre ha sido un país de paz y cooperación, y conoce “la secuencia entre la división, la discordia, la turbulencia y la pobreza”. Siempre nos oponemos a la conducta peligrosa de clasificar los países del mundo según ideología. Al contrario, abogamos por un nuevo orden internacional de cooperación y ganancia compartida, la cooperación amistosa con todos los países y la construcción de una red global de asociaciones.

La importante propuesta del Presidente Xi Jinping sobre la construcción de la comunidad de futuro compartido de la humanidad tiene justamente por objetivo superar las diferencias en sistemas sociales y repudiar la mentalidad de suma cero, para que los diferentes países, pueblos y civilizaciones puedan tener un rumbo común de desarrollo. La parte china hará infatigables esfuerzos por esta hermosa perspectiva de la humanidad.

Xinhua: Mike Pompeo acusa a China de buscar la hegemonía mundial. Pero como es sabido por todos, fue justamente EE. UU. el que se ha retirado a su antojo de los compromisos y las organizaciones internacionales. Muchos se preocupan por los impactos que puede sufrir el orden internacional, y ¿qué opina usted al respecto?

Wang Yi: El desafío real al orden y el sistema internacionales es que Estados Unidos, como el país con el más fuerte poderío nacional integral, toma como su pauta de conducta “Mi País Primero”, llega a extremos en la aplicación del unilateralismo y el matonismo, no vacila en retractarse de sus obligaciones internacionales y las reglas multilaterales, e incluso ataca arbitrariamente a y se retira de la OMS en el momento más álgido de la pandemia de COVID-19. La actual administración estadounidense ha superado a todas sus antecesoras en cuanto a la cantidad de tratados internacionales retirados, llegando a ser el mayor destructor del actual orden internacional.

China siempre es firme defensor del orden y el sistema internacionales. A lo largo de los 70 años desde su fundación, la Nueva China nunca ha desatado guerra ni invadido un ápice del territorio ajeno. China tiene inscrito en su Constitución el desarrollo pacífico, convirtiéndose en el primer país del mundo en contraer este solemne compromiso. Seguiremos invariablemente este camino de desarrollo pacífico. Jamás procuramos la hegemonía ni la expansión, y siempre seremos una fuerza vertebral para la salvaguardia de la paz.

Este año coincide con el 75º aniversario de la victoria de la Guerra Antifascista Mundial. Durante este largo periodo, a base de aprender las dolorosas lecciones históricas, el mundo ha gozado de la estabilidad y la prosperidad más duraderas en la era moderna. Hoy de ninguna manera permitiremos que el orden internacional sea saboteado a la ligera ni que el mundo caiga una vez más en la división. Siendo el primer país en firmar la Carta de la ONU, China se ha incorporado a casi todos los tratados y acuerdos internacionales y ha cumplido fielmente las responsabilidades y obligaciones internacionales correspondientes. En esta coyuntura determinante para el futuro del mundo, seguiremos tan firmes como siempre en defender y practicar el multilateralismo, salvaguardar el sistema internacional centrado en la ONU y promover la multipolarización del mundo y la democratización de las relaciones internacionales.

Xinhua: Últimamente, la parte estadounidense se ha metido con creciente intensidad en el Mar Meridional de China. Mike Pompeo se negó a reconocer los derechos soberanos de China en el Mar Meridional, las Fuerzas Armadas estadounidenses realizaron ejercicios militares con dos portaaviones en esta región y mandaron en múltiples ocasiones aeronaves y buques militares a llevar a cabo reconocimiento cercano frente a las costas chinas. Algunos ven en el Mar Meridional una creciente posibilidad de fricciones y conflictos provocados por EE.UU.. ¿Es posible mantener la calma en esta región?

Wang Yi: Recientemente, EE.UU. no deja de crear problemas en el Mar Meridional de China: Primero, contraviniendo su compromiso durante muchos años de no tomar partido, se entremete flagrantemente en la disputa sobre la soberanía del Mar Meridional. Segundo, viene intensificando y ostentando su presencia militar en la región. Tan sólo en el primer semestre de este año, ya suman más de 2.000 las acciones realizadas por las aeronaves militares de EE.UU. en el Mar Meridional. Tercero, viene sembrando por todos medios la discordia entre China y los países de ASEAN e interfiriendo en las consultas del Código de Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China (COC). Su propósito es generar caos en el Mar Meridional y atar a los países de la región en su carro de combate, para que estén al servicio de su política interna y estrategia geopolítica. Todos los países de la región debemos mantener la alerta y no dejar a EE.UU. sabotear a su albedrío la paz y el desarrollo arduamente logrados.

El Mar Meridional es un hogar común de los países de la región y no es arena de pelea política internacional. Gracias a años de esfuerzos, los países de la región hemos encontrado la manera eficaz para resolver adecuadamente las discrepancias y entre China y los países de ASEAN hemos alcanzado el consenso explícito de salvaguardar juntos la paz y la estabilidad del Mar Meridional. Los hechos han demostrado que la solución de las disputas mediante el diálogo constituye la vía acertada que mejor corresponde a los intereses de los países de la región, y que la salvaguardia de la paz y la estabilidad del Mar Meridional es una tarea común de todos los países de la región. Bajo las actuales circunstancias, la parte china propone superar todas las interferencias externas, reanudar cuanto antes las consultas del COC para culminar cuanto antes este Código en beneficio de la salvaguardia de la paz duradera del Mar Meridional. Al mismo tiempo, China está dispuesta a seguir fortaleciendo la cooperación marítima con los países ribereños, profundizar la confianza mutua de seguridad, promover el desarrollo conjunto para convertir el Mar Meridional en un auténtico mar de paz, amistad y cooperación.

Xinhua: Actualmente, las relaciones sino-estadounidenses están pasando su período más difícil desde el inicio de los lazos diplomáticos. De ahora a las elecciones presidenciales de EE.UU. en noviembre, ¿usted se siente optimista o pesimista sobre los vínculos sino-estadounidenses? ¿Qué es lo que más necesitan hacer ambas partes en la actualidad?

Wang Yi: La política de China hacia EE.UU. es coherente y estable, sin embargo, también estamos preparados si las relaciones sino-estadounidenses van cuestas arriba o pasan por un período de vientos y tempestades. En esencia, cuando EE.UU. trata de hacer de China su rival, comete un grave error en el juicio estratégico y asigna sus recursos estratégicos en un rumbo equivocado. China, siempre con apego al espíritu de no conflicto, no confrontación, respeto mutuo y cooperación de ganancia compartida, está dispuesta a construir, junto con la parte estadounidense, las relaciones binacionales caracterizadas por la coordinación, la cooperación y la estabilidad. Al mismo tiempo, vamos a defender firmemente nuestra soberanía, seguridad e intereses de desarrollo, en ejercicio de nuestro legítimo derecho como país independiente y soberano. EE.UU. debe cumplir el principio de la igualdad soberana de todos los países en la Carta de la ONU, aprender a convivir armoniosamente con otros sistemas y civilizaciones y aceptar la realidad de la multipolarización del mundo.

Ante la situación más compleja desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y EE.UU., es imperativo que demarquemos claras líneas para los lazos sino-estadounidenses:

Primero, hay que delinear los límites y evitar la confrontación. Para el sano desarrollo de las relaciones sino-estadounidenses, el respeto mutuo es lo más crucial. China nunca tiene la menor intención de intervenir ni intervendrá en las elecciones presidenciales o los asuntos internos estadounidenses, y de igual manera, EE.UU. debe abandonar sus ilusiones de moldear el cambio de China en función de su necesidad e inmediatamente poner fin a la intromisión arbitraria en los asuntos internos de China y el acoso brutal a los derechos e intereses legítimos de China.

Segundo, hay que despejar los canales para diálogos francos. El diálogo es la premisa para solucionar los problemas. Sin el diálogo, se acumularían los problemas y se perdería el control. La parte china mantiene abierta la puerta de diálogo, y estamos dispuestos a comunicar e intercambiar opiniones con la parte estadounidense en pie de igualdad y con una actitud abierta, con miras a reactivar los mecanismos de diálogo de los diferentes niveles y en las distintas áreas.

Tercero, hay que rechazar la desvinculación y mantener la cooperación. Los intereses de China y EE.UU. ya están profundamente mezclados. La desvinculación forzosa no solo tendrá impactos duraderos en los vínculos binacionales, sino que también perjudicará la seguridad de la cadena industrial global y los intereses de todos los países. Frente a COVID-19, estamos dispuestos a desplegar la cooperación mutuamente beneficiosa con EE.UU. en terrenos como el control epidémico y la recuperación económica, y a aprendernos mutuamente y compartir las experiencias antiepidémicas para formar parte de y promover conjuntamente la cooperación multilateral contra COVID-19.

Cuarto, rechazar el juego de suma cero y asumir juntos las responsabilidades. Esta pandemia demuestra una vez más que la humanidad forma una comunidad de futuro compartido. En el mundo de hoy, con la aparición de innumerables problemas globales y el entrelazamiento de desafíos a la seguridad tradicionales y no tradicionales, casi todos los temas candentes de trascendencia internacional y regional requieren la respuesta concertada de China y EE.UU y de todos los países del mundo. Ambas partes deben asumir, con un compromiso con toda la humanidad, sus responsabilidades como países grandes y desplegar la coordinación y la cooperación necesarias en los foros multilaterales como la ONU, trabajando conjuntamente por la paz y estabilidad del mundo.

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